Tocinete, que era el más pequeño de los tres, hizo una casa de paja para terminar deprisa y así irse a jugar con el resto de cerditos que era lo que más deseaba en el mundo dado que era muy juguetón.
Jamoncín que era el mediano de los tres cerditos, decidió hacer una casa de madera porque sabía que si la hacía como su hermano más pequeño, Tocinete, el viento o la lluvia podría derribar la casa. Aún así, hizo la casa muy deprisa para poder reunirse con el resto de cerditos y divertirse.
A diferencia de sus dos hermanos Cochinín, que era el mayor de los tres, quería hacer una casa que resistiera todo lo que se pusiera en su camino de esa forma, no tendría por qué preocuparse cuando estuviera fuera de ella ni tampoco cuando se quedara a dormir en la casa así que, decidió hacer una casa de ladrillo que era el material más resistente que conocía.
Un buen día el lobo encontró a los tres cerditos y salieron huyendo de él para meterse en la casa de paja, la de Tocinete, pero el lobo malvado la derribó de un solo soplo ya que la paja es un material muy ligero.
Lo mismo pasó con la casa de Jamoncín, la cual no fue ningún problema para el temido lobo ya que aunque tuvo que soplar mas fuerte esto no supuso ningún problema para este hambriento lobo. Sin embargo, la casa de Cochinín, al ser de ladrillo, esta no pudo ser derribada por el lobo por mucho que sopló y así fue como los tres cerditos vivieron felices y los hermanos cochinillos mas pequeños aprendieron la lección.
EL CUENTO YA EXISTE.
publicado por Lourdes S.G
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